Un niño expresa (también mediante el dibujo) lo que vive, lo que siente, lo que descubre. Si le dejamos vivir a su ritmo, sentir sin ser reprimido y descubrir por él mismo, sin dirigirle, entonces su forma de expresarse, porauténtica, nos sorprenderá.Las amapolas y el diente de león que dibujó y me regaló un día mi hijo son el resultado de días y días observando estas plantas, abriendo sus capullos,arrancando sus estambres, soplando sus frutos... Porque sí, porque le interesaba, sin motivación alguna ni explicación previa.Y esos dibujos, salidos así, sin más presión que su propia necesidad de expresarse, tienen sentido y valor por eso mismo. Pero es que además me impactan con más fuerza que un diagrama floral con su toda su precisión, o que las pinceladas de esmero de un pintor profesional; destilan algo único, la propia experiencia, directa y no dirigida, con la realidad.
Una mamá.
